¿Pensar y escribir o escribir pensando?

Tapping a Pencil

Tú lo que necesitas es… reflexionar.

¿Y qué tiene que ver la reflexión con la escritura?, te preguntarás. Bueno, voy a intentar demostrarte que una brevísima reflexión —¡apenas medio segundo!— puede mejorar tu escritura y tu seguridad a la hora de redactar, además de disfrutar de otros beneficios secundarios (a puntito he estado de escribir colaterales), como el hecho de ordenar mejor el pensamiento y, por tanto, mejorar tu comunicación escrita y también oral.

Cuando imparto clases de comunicación escrita a periodistas, blogueros, personas de departamentos de comunicación, abogados… siempre sale el argumento de la prisa; se usa esta como justificación de muchos errores.  Decía Álex Grijelmo que las prisas sirven para justificar ciertos errores, pero no todos. «Por muy rápido que redacte, yo siempre escribo burro con b», decía.

Lo que sí es cierto es que las prisas ayudan a aumentar la frecuencia de los errores, pero no tanto por el hecho de escribir rápido como por el de reflexionar poco. Sí, ya dije que iba a demostrarte algo en este sentido. Por eso, querido lector, me gustaría proponerte un rápido ejercicio, dividido en dos partes, que te llevará menos de dos minutos.

Para esto necesitarás: lápiz o bolígrafo, papel y un ordenador/tableta con cualquier programa para escribir (bloc de notas, cuaderno, Word…). No sigas leyendo hasta que no tengas todo esto. Tranquilo, si te da pereza, lo he calculado todo: la lectura de este artículo, con ejercicio y todo, no supera los cinco minutos.

¿Estás preparado? Es muy sencillo: solo tienes que leer estas instrucciones y, al terminar, hacer el ejercicio.

  1. No uses goma de borrar.
  2. Ten un reloj a mano. No quiero que cronometres las dos partes del ejercicio exactamente, pero sí que tengas una ligera idea de cuánto has tardado.
  3. Escribe en el papel tres frases que describan lo que has hecho hoy, a grandes rasgos. No te preocupes, no tiene que ser nada elaborado, pero sí estar bien escrito, sin faltas, y ser inteligible para cualquiera.

Ejemplo: Esta mañana, me levanté y me tomé un café con leche. A eso de las diez, quedé con María para hablar de su hermano, y la noté preocupada. Me hice un arrocito y una ensalada en casa y luego seguí trabajando hasta las ocho.

Empieza el ejercicio YA. Sobre todo, no sigas leyendo el artículo. No sigas leyendo, por favor. Este párrafo, de hecho, es casi un espacio intermedio para los contumaces que no suelen hacer caso de las instrucciones. En serio: escribe a mano esas tres frases. Te pongo esta marquita aquí para que veas dónde te quedaste: ⇢ ✎

Bien, ya has escrito las frases a mano y sabes más o menos cuánto tardaste, así que puedes pasar a la segunda parte del ejercicio. Consiste en hacer lo mismo, pero con un ordenador, aunque no debes escribir las mismas sino otras tres frases en las que describas lo que hiciste anteayer, el fin de semana pasado o cualquier otro día. Y aquí te pongo otra marquita, para que veas adónde volver:  ⇢ ⌨

Empieza ya y no sigas leyendo. Cuando termines, vuelve aquí y analiza con franqueza lo que has escrito a mano y lo que has escrito con ayuda del ordenador, y formúlate estas preguntas:

  • ¿Cuánto tiempo tardaste en escribirlo a mano? ¿Más tiempo que mecanografiándolo, igual o menos tiempo?
  • ¿El texto que escribiste a mano tiene algún tachón?
  • ¿Mecanografiaste el texto de corrido o borraste letras, palabras…? ¿Quizá recompusiste alguna frase? ¿Borraste una vez o varias?

Y aquí viene la enseñanza de este ejercicio: de mis clases de comunicación escrita, he aprendido que cuando escribimos a mano, nuestro cerebro sabe que el lápiz/bolígrafo no puede borrarse (no fácilmente…), así que, durante apenas unas décimas de segundo meditamos de una manera interiorizada y casi inconsciente (ahí quería llegar) lo que estamos a punto de escribir, para poder redactarlo sin tachones. Por eso la mayoría de la gente que hace este ejercicio, escribe las tres frases sin tachar nada ni recomponer el mensaje escrito.

Sin embargo, concebimos el ordenador como una máquina que supuestamente nos ayuda a escribir mejor, más rápido y nos da velocidad, y muchas veces no es así. Siempre sabemos que hay una tecla SUPR y una tecla RETROCESO, y nos confiamos. Somos como trapecistas con red: en lugar de pensar y escribir, escribimos pensando y así vivimos acomodados en un permanente «borrador mejorable», porque hemos claudicado y no hacemos esa brevísima reflexión.

Por eso, me permito aconsejarte lo siguiente: prueba a escribir imaginando que no existen las teclas de borrado. Sí, ya, hay errores de mecanografía que uno necesita corregir, pero imagina que no puedes usarlas para borrar palabras o reordenar frases. Medita y escribe; en ese orden. Si aplicas esta sencilla regla, notarás que tus textos van a ser más fluidos, ganarás velocidad y entrenarás tu cerebro para ordenar los elementos lógicos de antemano, algo que te ayudará también a la hora de hablar.

Pruébalo, no tienes nada que perder y te queda mucha vida para redactar.

Comentarios Facebook:

commentarios

Powered by Facebook Comments

Share

Acerca de xosecastro

Redactor, corrector, traductor, formador
Esta entrada fue publicada en consejos, Curiosidades, Escritura y etiquetada , , , . Guarda el enlace permanente.

6 respuestas a ¿Pensar y escribir o escribir pensando?

  1. Pingback: Bitacoras.com

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.